José Manuel de BERNARDO ARES, Luis XIV y Europa, Madrid, Síntesis, 2015, 238 pp.

Alejandro Nicolás Chiliguay

Universidad Nacional de Salta

Luis XIV y la Europa de su tiempo han suscitado numerosos estudios y han sido abordados desde múltiples perspectivas. Ante esta marea bibliográfica, cualquier lector o estudiante interesado por la temática puede perderse en medio de discusiones y planteamientos historiográficos, que resultarán estériles si no se comprende los aspectos  fundamentales de la época. En este sentido, la obra Luis XIV y Europa pretende ser un aporte orientador para abordar el estudio del rey francés y el contexto europeo.

José Manuel de Bernardo Ares es licenciado y doctor por la Universidad de Valencia. En los últimos años se ha desempeñado como profesor de Historia Moderna de la Universidad de Córdoba y ha sido hasta el momento un prolífico investigador. La mayor parte de sus publicaciones se han centrado en el estudio del siglo XVII y principios del XVIII, particularmente en el marco de la Guerra de Sucesión Española (1701-1715). Como profesor se ha preocupado por la didáctica en la enseñanza de la historia y por la realidad social, expresando algunas de sus reflexiones en medios académicos y en medios de comunicación masiva. Por lo tanto, su trayectoria lo convierte en una voz autorizada para un trabajo de síntesis como el que propone en esta ocasión.

Una breve introducción da apertura al texto. En ella explica ciertos términos y modos de proceder propios de la ciencia histórica y presenta el plan expositivo del volumen. Asimismo, el lector es advertido de que la realidad es compleja, multidimensional y dinámica pero que en este trabajo tan sólo hará énfasis en los aspectos esenciales de las dimensiones política, social, económica y cultural. El autor promete, y a lo largo del texto cumple, no descuidar la relación entre lo histórico y lo historiográfico.

La justificación de su objeto de estudio, Luis XIV y Europa, reside en el hecho de que “no se puede entender Francia sin Europa y viceversa” (p. 19). Para comprender mejor las relaciones europeas en el Antiguo Régimen el autor sugiere hablar de “relaciones entre príncipes” o “relaciones intersoberanas” en vez de relaciones internacionales. De esta manera, el compendio fue estructurado en dos partes, la primera parte va a estudiar a Luis XIV y su reinado, y en la segunda la configuración de Europa en tiempos del Rey Sol.

El primer bloque menciona las formas de organización política de las sociedades europeas y desarrolla, especialmente, la francesa. Aunque el autor se sitúa desde la perspectiva de la existencia de un Estado Absolutista y apela a los aportes de Max Weber y Perry Anderson, termina matizando esta visión a través del uso de los binomios biografía-procesos y unidad-diversidad. Así, explora la estructura y la dinámica de la política de la monarquía francesa, las crisis y el pensamiento político de la época, que a su vez las pone en estrecha relación con las esferas sociales, económicas y culturales.

Como prendas de muestra, para la dimensión política, podemos citar el estudio de las redes de relaciones que se tejen alrededor de la corte y una mención particular a las biografías de Madame Maintenon y de la Princesa de los Ursinos. Mientras que para el caso del manejo de la hacienda, cabe resaltar la mención de los principales ministros y la injerencia de sus familias, como el caso de Jean-Baptiste Colbert. En cuanto al ámbito cultural, se analiza el desarrollo de los nuevos espacios tales como las academias.

En la segunda parte, titulada “La configuración de una nueva Europa”, parte desde la paz de Westfalia (1648) hasta los tratados de Utrecht-Rastadt y Bade (1713-1714). Los capítulos que integran esta sección abordan las relaciones intersoberanas, los factores que condicionaron estas relaciones, los medios que tuvieron para su accionar – tales como los ejércitos, las flotas y la diplomacia – además del desarrollo y  resultado de los conflictos. Entre los enfrentamientos bélicos se analizan las Guerras de Devolución (1667-1668), de Holanda (1672-1678), de los Nueve Años (1689-1697) y de Sucesión Española (1702-1713). Una nota particular merece el estudio que se dedica a los cónsules de Francia, a los embajadores y a los nuncios a la hora de analizar la diplomacia europea. En el último capítulo del bloque Bernardo Ares examina los proyectos de paz y el derecho internacional tomando como referencia las reflexiones de tres intelectuales de la época: Vauban, Saint-Pierre y Leibniz.

El libro es cerrado con una conclusión en la que plantea una reconfiguración de la Nueva Europa. Allí distingue tres Europas – la occidental y central, la del sudeste y la del norte – que fueron resultados territoriales y políticos de los diferentes tratados, particularmente los de Utrecht, Rastatt y Baden (1713-1714).

Finalmente, la obra incluye dos cronologías bastante detalladas y completas, una de relaciones internacionales y otra de política, que guían y aportan información extra. Para sorpresa del lector, por una disposición editorial, las notas bibliográficas no se encuentran disponibles en el soporte papel del libro pero sí están a disposición del público en general de manera abierta y gratuita en el portal de internet de la casa editorial.

Un punto que se puede objetar al trabajo es el uso del concepto “Estado Absolutista”. En la historiografía de los últimos años el término ha sido puesto en discusión y numerosos autores han optado por eludir el empleo del concepto en sus estudios. Si bien el autor matiza algunos aspectos, como el carácter negociado del poder y apela al uso del binomio unidad-diversidad, es poco el espacio que se dedica en el texto a la tradición constitucional de los diversos territorios que integraban la monarquía francesa así como a la mediación de las aristocracias locales en el manejo del poder. Por lo tanto, en un lector novel o desprevenido puede reforzar aún más la sencilla idea de que el rey tenía un poder absoluto, y que la misma monarquía francesa ejercía un poder centralizado y uniforme sobre todo el país. Esta pequeña crítica no pretende desestimar ni desechar los aportes de la obra y la gran labor intelectual que implica elaborar un trabajo de síntesis.

Desde el desmigajamiento de la historia – con el consecuente descubrimiento de nuevos objetos de estudio, de múltiples campos y enfoques además de un constante énfasis en la complejidad – se ha logrado como resultado un  enriquecimiento de las investigaciones históricas. Sin embargo, la contracara este fenómeno es que la expansión de la especialización ha ido en desmedro de la vista panorámica de la historia. Por ello, es loable la propuesta de este tomo perteneciente a la colección Temas de Historia Modera de editorial Síntesis, ya que pone el conocimiento del pasado al alcance estudiantes y lectores interesados en la historia de Europa a través de una obra amena, sencilla y orientadora. Mientras que por otra parte, puede ser de gran utilidad para los docentes del área histórica ya sea para repasar o preparar la clase, permitiendo enfocar los aspectos esenciales y no perderse en nimiedades.



Revista semestral presente en:
Tiempos Modernos: Revista Electrónica de Historia Moderna
ISSN: 1699-7778