Leïla Maziane, Salé et ses corsaires (1666-1727)

Leïla MAZIANE, Salé et ses corsaires (1666-1727). Un port de course marocain au XVIIe siècle, Caen, Publication des Universités de Rouen et du Havre, Presses Universitaires de Caen,  2007, 366 págs, ISBN : 978-2-84133-282-3. 

 

Ana Crespo Solana

Instituto de Historia CCHS-CSIC

ana.crespo@cchs.csic.es

 

 

Las nuevas posibilidades de la Historia Atlántica, como corriente historiográfica que comprehende la evolución de los procesos globales de integración sociopolítica, económica y cultural de las regiones, han demandado recientemente, y de forma aceptada, una atención mayor al estudio de la historia marítima de Marruecos en los siglos de la Edad Moderna. La vocación altamente marítima de los pueblos norteafricanos en general ha sido ya señalada en obras como la de Ch. Picard. Esta investigación se ha visto enmarcada en una línea historiográfica muy desarrollada en Francia, España y Gran Bretaña, a lo largo de la última década entroncando el amplio espectro de la historia naval y comercial con el análisis de los factores y actores de las historias marítimas regionales, nacionales e incluso desde un punto de vista internacional. Esta apasionante línea de investigación tiene como objetivo primordial el estudio de las actividades vinculadas con el mar, desde un punto de vista general que no escatima la visión comparativa y cuantitativa de los aspectos económicos y culturales pero también políticos. Considera el puerto, o ciudad portuaria, como el principal núcleo de asentamiento de las actividades marítimas y comerciales no desdeñando el análisis de las infraestructuras y los condicionamientos geográficos. Esta obra sobre el puerto de Salé y sus corsarios se centra en un período histórico de crucial importancia para la atlantización del mundo occidental, en especial Europa y América, principal objetivo de la mayor parte de las investigaciones existentes hasta el momento. Las décadas finales del siglo XVII y el comienzo del siglo XVIII, justamente los años posteriores a la Paz de Utrecht, suponen un período determinante para la historia del comercio marítimo y la navegación, siendo precisamente las fuerzas económicas surgidas de la carrera por la lucha por la hegemonía comercial uno de los  factores de crecimiento de las naciones mercantiles durante esta época. Desde un punto de vista comparativo, la mayor parte de las villas marítimas europeas involucradas en los negocios marítimos, incluyendo las actividades del corso, alcanzaron un especial crecimiento durante coyunturas determinantes en la integración de los estados en la economía mundial caracterizándose el período por un desplazamiento hacia el Atlántico de la mayor parte de los negocios mediterráneos, tras la crisis de esta área geográfica en el siglo XVII. Este período coincide, además, con el apogeo del corso berberisco en el litoral del Atlántico Norte, desplazándose así también el escenario de lucha contra las potencias europeas.

El libro esta basado en lo que fue la tesis doctoral de la autora, defendida en la Universidad de Caen en diciembre de 1999, bajo la dirección del eminente profesor André Zysberg, quien también prologa el libro. La investigación describe los factores y circunstancias históricas del Salé de la época alauí, considerando aspectos tales como sus características geograficas, culturales y poblacionales que de alguna manera van a condicionar su posterior evolución  como “república corsaria”. Estos condicionantes son detallados en la primera parte del libro, destacándose el estricto acopio de documentación realizado por la autora que referencia los trabajos existentes sobre la materia de forma exhaustiva. Tradicionalmente eran conocidos los focos de corsarios berberiscos en el Mediterráneo, término éste “berberisco” que, como la autora indica en los capítulos preliminares, intuye a su vez, el término “corsario”. Dedica un considerable espacio para aclarar conceptos relativos a lo “berberisco”, pueblos racialmente heterogéneos pero que compartían ciertas prácticas económicas, políticas y culturales. Además, esta descripción implica una consideración del espacio geográfico en el que habitaban estos pueblos y su relación histórica con la tradición corsaria que, históricamente, comprendía diversas prácticas comerciales realizadas por pueblos del Imperio Otomano, regencias de Argel, Túnez y Trípoli, desde siglos anteriores. Se hace hincapié en que el término “Barbaresque” constituyó pues una construcción europea surgida desde una mirada eurocentrista y despreciativa hacia las culturas norteafricanas cuyas prácticas comerciales se asociaban a la violencia y la piratería. Tras una necesaria introducción a estos problemas conceptuales, la obra se centra en el estudio de las actividades corsarias realizadas en puertos marroquíes, más concretamente, en el puerto de Salé, indicando, en primer lugar, el papel de esta actividad en la evolución histórica de Marruecos y su vocación marítima, no solo mediterránea sino también atlántica. A partir de 1666, fecha de la que parte esta narración histórica, conoce el ascenso al control político, de la dinastía Alauí, sobre todo a partir de que Mûlay Ismael (1672-1727), lograra unificar y pacificar el país. No obstante, la obra incluye una amplia relación de antecedentes históricos que sitúan al lector. El puerto de Salé (actual Rabat), situado en la zona litoral atlántica de Marruecos constituyó un ejemplo claro de ciudad portuaria y comercial adaptada a su función básica de ser el centro principal de la actividad corsaria marroquí, junto al río Bû-Regreg, que se convirtió entre 1627 y 1640 en una república independiente. Esta república estuvo habitada y gobernada por corsarios y en su configuración étnica y poblacional influyeron factores como la expulsión de los moriscos españoles que encontraron en dicha república un territorio especial de acogida. Uno de estos grupos expulsados de moriscos eran los habitantes de Hornachos, en Extremadura. La toma de Rabat en 1666 por parte de la dinastía Alauí determino el fin de la república pero no de la actividad corsaria que se mantendría bajo formas distintas hasta ya entrado el siglo XIX.

La segunda parte contiene una serie de capítulos dedicados a la descripción cuantitativa y cualitativa de los navíos y los agentes de la mar, es decir, la población vinculada a las actividades marítimas, tratándose tanto lo relacionado con el armamento marítimo como las flotas, tipos de barcos usados, tripulación, en definitiva, todos los tipos de agentes protagonistas de las empresas corsarias. Condicionado fuertemente por las guerras europeas del siglo XVII, una de las características más interesantes fue el incremento de la tecnología naval aplicada a los buques corsarios.  Las características del corso marítimo se comprenden por el uso de ciertos medios materiales como los buques de tamaño reducido para poder ascender la barra del río Bû-Regreg. Las galeras, galeotes, tartanas, bergantines o “chebecs” o jabecos, en español, constituían la flota corsaria saletina, la cual presentaba, en general, una serie de cuestiones técnicas que hacían a estos buques especialmente maniobreros en alta mar. Esta flota corsaria, sin embargo, fue en progresiva disminución entre 1622 y 1714. La logística de este negocio se estructuraba a lo largo de una serie de puertos que servían de refugio a los buques corsarios, tales como Larache, La Mamora, islas Bayona, islas Sisargas, Veere, Tetuán o Argel, todos ellos situados a lo largo de la costa atlántica, a excepción de Tetuán y Argel, en el Mediterráneo. La documentación del siglo XVIII define a los agentes de esta actividad como “gentes de mar” definición muy generalizada aplicada al análisis de los actores del comercio marítimo en los siglos de la Edad Moderna. En realidad la funcionalidad de estos agentes no difería mucho de otras tripulaciones del período comprendiéndose desde “maistrance” (oficiales), “matelots”, u otros.

Los resultados de esta empresa marítima se describirán en la tercera parte de la obra, definiéndose además las condiciones de la vida a bordo de los buques corsarios. También se presta mucha atención a los productos objeto de este comercio incluyendo la mercancía humana pues el comercio de cautivos constituyó un capítulo importante de la actividad corsaria árabe y berberisca en general. Llegado a este punto, la autora concluye que la actividad corsaria tuvo un considerable impacto en la evolución posterior de la economía de Marruecos, que mantuvo el corso durante un largo período de tiempo a pesar de las oportunidades surgidas por otros sectores económicos. Factores históricos como el espacio geográfico o la composición de la población constituyeron lo que la autora denomina como “la ciudad corsaria por excelencia”. Sin desdeñar en absoluto la visión comparativa, esquema metodológico que incrementa aún más el valor de esta investigación, las empresas corsarias de Salé derivan en un particular modo de armamento inspirado por la guerra contra los príncipes cristianos, llevado a cabo por armadores privados y con un sistema de financiamiento en manos del sultán convertido en principal armador. Las tripulaciones accedían a los beneficios a través de sus sueldos mientras que las ganancias quedaban solo en manos de unos pocos. El corso fue una actividad creadora de empleos además de ser un factor de enriquecimiento temporal dado lo lucrativo de la mercancía humana aunque el cambio en el sistema de financiamiento, que se fue privatizando así como las ganancias obtenidas en las presas, fue el principal motivo de la decadencia del corso marroquí en épocas posteriores.

Como buena discípula de la escuela historiográfica francesa, Leïla Maziane basa su investigación en una impoluta base serial y cuantitativa que refuerza las hipótesis y teorías explicadas a lo largo del texto. Un extraordinario apéndice bibliográfico y documental son, además, el mejor final para una obra que sin duda servirá de referente para integrar la historiografía de los pueblos de cultura árabe en la historia global.

 



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Tiempos Modernos: Revista Electrónica de Historia Moderna
ISSN: 1699-7778