EL COMERCIO DE LIBROS CON AMÉRICA EN EL SIGLO XVII: EL REGISTRO DE IDA DE NAVÍOS EN LOS AÑOS 1601-1649
- Autor: Pedro RUEDA RAMÍREZ
- Director: León Carlos ÁLVAREZ SANTALÓ
- Centro de Lectura: Universidad de Sevilla. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia Moderna
- Tribunal: Antonio GARCÍA-BAQUERO GONZÁLEZ, Klaus WAGNER, Fernando BOUZA, Manuel PEÑA y Carlos Alberto GONZÁLEZ SÁNCHEZ.
- Fecha de lectura: 13 de diciembre de 2002
- Calificación: sobresaliente cum laude por unanimidad
- Palabras claves: Comercio de libros, mercaderes de libros, libreros, librearías, lectura, historia del libro, Carrera de Índias, siglo 17.
Pedro José RUEDA RAMÍREZ
Universidad de Sevilla
A lo largo de la Tesis hemos intentado radiografiar la circulación del libro destinado al abastecimiento cultural de América Latina en la primera mitad del siglo XVII. Este objetivo se ha realizado a partir de una fuente seriada analizando una muestra amplia de parte de los Registros de Ida de Navíos conservados en la sección Casa de la Contratación del Archivo General de Indias. El estudio sistemático de los Registros nos ha permitido localizar 701 hojas de registro y 576 memorias de títulos que nos ha revelado qué títulos han sido embarcados, en qué momento, a dónde van, para quién y cuál es su evolución.
En este trabajo el libro es tratado como una mercancía, pues los cajones con libros son declarados en la aduana de la ciudad. Los libros atraviesan un proceso burocrático al que se ha seguido la pista detalladamente para reconstruir la crítica de la fuente sobre una base fiable. Y asimismo, se ha reconstruido el proceso que siguieron las memorias de libros declarados ante las autoridades inquisitoriales. Ambos documentos —en ocasiones el mismo físicamente pero sometido a dos procesos burocráticos distintos— responden a la doble maquinaria de control administrativo del libro: en la Aduana de Sevilla por parte de la Casa de la Contratación y en la Inquisición de Sevilla.
Los intermediarios
El análisis de la tipología de los cargadores muestra la gran importancia de los mercaderes como intermediarios del comercio de libros en la Carrera de Indias, esto supone una dificultad en la investigación pues no resultan las hojas de registro un documento transparente respecto de las responsabilidades y la propiedad efectiva de los libros, en buena parte de estos envíos muy probablemente participaron libreros pero estos no aparecen. Esto supone, necesariamente, que la búsqueda de las redes de libreros que participaron en el negocio americano se convierta en tarea muy complicada. Los agentes que actúan como sus colaboradores dificultan el conocimiento de los nombres de los mercaderes de libros, varios de ellos alcalaínos y madrileños, que intervienen en el negocio a gran escala. No obstante se aprecia claramente el importante volumen de negocio que libreros-editores como Juan de Sarriá desarrollan a lo largo de estos años. La variedad en la tipología y volumen de ejemplares es una característica de un comercio librario y una distribución diversificada, que depende, también, de la zona de América a la que se envía el lote de títulos. Además de los libreros nos ocupamos de los particulares y de las órdenes religiosas que intervienen de forma decisiva en el envío de libros a América.
El análisis de los géneros
La segunda parte de este trabajo se dedica al análisis de las memorias de libros, con más de dieciocho mil asientos bibliográficos, que en total alcanzan la cifra de más de cien mil ejemplares declarados. Esta muestra de envíos de la primera década del siglo XVII es suficientemente representativa del conjunto de envíos recogidos hasta el momento, comprende toda la variada casuística de cargadores ya que se han vaciado todas las memorias contenidas en un conjunto de expedientes de Registro de las flotas de Tierra Firme y Nueva España. Se han analizado, siempre y en todas las ocasiones, expedientes de navío al completo, anotando detalladamente todas y cada una de las hojas de registro. Esto es muy importante pues algunos investigadores han preferido analizar casos sueltos o seleccionar los más vistosos en cantidad y calidad, dejando de lado todos los envíos menores, de menudencias o los realizados por los mercaderes que llevan otras mercancías además de libros.
El estudio de los registros y las memorias revela una extraordinaria difusión de pequeños libros, pliegos de cordel y otros impresos semejantes, distribuidos en envíos de libreros, pero también, y esto es una novedad, en envíos de mercaderes que los llevan como una mercancía más de las que cargan. Por primera vez, para la fuente que manejamos, podemos contar con un estudio de conjunto sobre los libros que pasan para su venta surtida junto a toda clase de mercerías y mercaderías diversas. También los libreros embarcan estos textos con frecuencia.
Las obras religiosas tienen un peso extraordinario pues van toda clase de libros profesionales, desde los que son necesarios para la formación de clérigos o las reglas de las órdenes para los novicios hasta los manuales de teología. Todo el arco de los saberes de la exégesis de las Sagradas Escrituras está representando. Esta cumbre de la interpretación se continua en toda una serie de obras dedicadas a dar luz a los textos sagrados y a divulgarlos. Los Padres de la Iglesia aparece en un buen número de envíos con sus obras completas y también se referencian las biografías de los eremitas y mártires; aunque el peso mayor lo tendrán los sermonarios que ocupan un espacio notable en los cajones remitidos a América. Alcanzan cifras de vértigo los tratados de casos de conciencia. Las sumas de Manuel Rodríguez y Pedro de Ledesma van a la cabeza con 110 y 96 menciones en las listas. Los libros sobre costumbres del cristiano y la vida acorde al estado también aparecen con regularidad ofreciendo las pautas de conducta modélicas en cada estado. El raudal de ejemplos de virtud se construye, en gran medida, a partir de la vida de Cristo, la Virgen y los Santos. Las varias hagiografías colectivas publicadas en castellano desde finales del siglo XVI llegan a cifras espectaculares pues el Flos Sanctorum de Villegas se cita en 109 memorias (esto es, una de cada cinco de las analizadas). Las vidas individuales de santos, beatos o mártires también se citan habitualmente pues en 221 asientos se llega a 3.231 ejemplares. Las cifras más espectaculares se encuentran en las obras devocionales. Los oratorios o devocionarios adquieren rango de libro para todos, pues está presentes en toda clase de listados, sobretodo, el de Fr. Luis de Granada, que es uno de los más frecuentes, sin ningún género de dudas, pues aparece en 176 listas y casi llega a los diez mil ejemplares. En ocasiones no se indica el autor pero cuando sí lo hace el cargador tenemos un total de siete títulos que llegan a citarse en 337 ocasiones con unas cifras totales apabullantes de 12.657 ejemplares.
El estudio de la literatura de entretenimiento muestra una inmediata puesta en circulación de las novedades. Esto supone una menor presencia en las listas de obras que dejan de editarse a finales del siglo XVI, por ejemplo, las novelas de caballerías, si bien, como anotamos, existen suficientes stocks en librerías americanas para dar continuidad a su presencia. Verdaderamente en estos años resulta abrumadora la presencia de las novelas, con la obra de Mateo Alemán en lugar destacado, su Guzmán de Alfarache es una obra importante que de inmediato circula tras su publicación (tanto la primera como la segunda parte) en América. Lo mismo ocurre con el Quijote, su edición en 1605 se refleja en una inmediata circulación. Otras obras frecuentes en los envíos son el Galateo español de Gracián Dantisco, o la novela que da inicio al romancero fronterizo y las historias moriscas, los Bandos de Granada de Ginés Pérez de Hita. El número de las obras de la poesis prosaica comprende otras obras que inician y sostienen este género novelístico, como las traducciones italianas de las Historias trágicas de Bandello o el Entretenimiento de damas y galanes de Straparola, o diversas obras de Tasso.
El apartado de las obras poéticas ocupa un notable lugar en la literatura embarcada, con las composiciones de Lope de Vega a la cabeza, los más de mil quinientos ejemplares de sus obras son una cifra significativa. La Arcadia y la Hermosura de Angélica son las más frecuentes en la muestra, y el Peregrino y las Rimas son las obras de las que más ejemplares se envían en este apartado, en parte debido al embarque de una parte de la edición sevillana de 1604 a América. Lope es un autor de éxito que se preocupa de la edición de sus poesías, excepto las de las comedias, que no desea publicar en un primer momento. De estas comedias encontramos el inicio de los envíos de las comedias de Lope de Vega y el despegue posterior hasta multiplicar el número de envíos, de hecho junto a las Tragedias Arce Solorzano ocupan con la literatura del teatro clásico (Terencio, Séneca) un lugar destacado en los entretenimientos de lectores y oidores del Siglo de Oro.
Las obras humanísticas de los envíos comprenden todas las necesarias para el aprendizaje del latín, la más usuales son el Arte de Nebrija, junto a las herramientas lexicográficas necesarias. Predominan los textos usuales en manos de bachilleres y licenciados: artes y cursos, libros clásicos y vocabularios, obras de sana doctrina y libros de ejercicios retóricos, etc. En conjunto, no presenta la riqueza que cabía esperar de tales actividades intelectuales. Las obras de corte humanístico renacentista están muy diluidas en el resto, tan sólo algunas obras como las Epístolas de Guevara y algunas otras, en cantidades escasas. Es un signo de los tiempos cambiantes. La aparición de emblemas morales refleja las tendencias del humanismo cristiano encorsetado en sus manifestaciones en la rígida urdimbre contrarreformista. Los tratados en forma de diálogo renacentista perviven transliterados en obras diversas con intenciones pedagógicas de corte moral. Prima la educación para cada estado, la disciplina de las conductas y la constante oferta de ejemplos cristianos que moldearon la formación.
Los libros de Historia alcanzan unas cotas de mercado bastante respetables y se constituyen en una constante en numerosos envíos. Retomamos aquí lo que adelantábamos en las conclusiones del capítulo correspondiente. En las listas que analizamos están presentes buena parte de los impresos de temática americana publicados en el siglo XVII. Aunque los libros de África, Oriente Próximo y Asia duplican las cifras generales y muestran una diversidad notable; sin duda estos textos alimentaron un interés constante por las misiones, los viajes y la historia oriental. Los libros de historia de Europa siguen en importancia, con variedad tal que podemos encontrar desde la historia local italiana a, sobretodo, la historia de aquellos territorios relacionados con la Monarquía Hispánica, sobretodo Flandes. En cualquier caso la Historia de España de Mariana es uno de los libros estrella junto a la Historia de Carlos V de Sandoval.
Una incidencia notable tienen el conjunto de las obras científicas. El resultado es interesante: pocas de las “grandes” obras científicas, que sabemos llegaron por diversas fuentes, pues no van los textos de Galileo u otros. Ahora bien, van numerosas obras técnicas, y, sobretodo, divulgativas (tanto médicas como culinarias).
La presente tesis doctoral, reelaborada, fue presentada y recibió el primer premio “Nuestra América”. Será publicada en 2004 conjuntamente por la Universidad de Sevilla, la Diputación de Sevilla y la Escuela de Estudios Hispano-Americanos con el título Negocio e intercambio cultural: El comercio de libros con América en la Carrera de Indias (siglo XVII).