David ALONSO GARCÍA
UNA CORTE EN
CONSTRUCCIÓN. MADRID EN LA HACIENDA REAL DE CASTILLA
(1517-1556)
Buenos Aires, Miño y Dávila
editores, 2005, 230 págs, ISBN: 84-95294-67-2.
José Antonio MARTÍNEZ
TORRES
No son exageraciones de quien esto
escribe señalar que en el complejo panorama editorial español
actual una especie de Ley de Gresham aplicada al mundo de los libros
de Historia se impone con vigorosidad y alevosía. Mientras que
los buenos libros de Historia (viejos y nuevos) se echan en falta en
las mejores librerías de nuestro país, los malos libros
de Historia, elaborados mayoritariamente a golpe de calendario
conmemorativo por aficionados a este viejo oficio, son apilados torre
tras torre por los libreros en las estanterías y expositores
de sus importantes locales. Se trate de biografías de reyes y
reinas, de libros sobre la tortura inquisitorial o sobre un “nuevo”
aspecto de la guerra civil española, lo cierto es que el mal
libro ha expulsado al bueno de su hábitat natural.
Basta con que echemos una rápida
ojeada al trabajo de David Alonso García para percatarnos de
que Miño y Dávila, la bonaerense editorial que ha
tenido a bien editar esta sólida monografía, ha
decidido darle la espalda a las leyes de mercado para apostar con
riesgo pero con inteligencia, por un buen libro de Historia, bien
escrito y tremendamente esclarecedor del desatendido y complejo
trasfondo hacendístico en el que se desarrollaron las
relaciones entre la Corona y la ciudad de Madrid a principios del
Renacimiento.
La transformación de la villa de
Madrid en la Corte estable de ese imperio español repartido en
los tres continentes conocidos en la época y donde, según
sus coetáneos, “nunca se ponía el sol”, es
un acontecimiento histórico de primera magnitud y que ha
desencadenado una importante bibliografía al respecto. Desde
los pioneros trabajos económico-sociales de David Ringrose y
Alfredo Alvar Ezquerra hasta la exhaustivos trabajos demográficos
de María Francisca Carbajo Isla, pasando por las
investigaciones sobre los corregidores de Madrid de Ana Guerrero
Mayllo y Mauro Hernández Benítez, en todos ellos se
mencionaba la importante alteración demográfica y
política que supuso la decisión de Felipe II de
instalar la sede de su Monarquía a orillas del río
Manzanares. Se presuponía que el Madrid anterior a ese annus
mirabilis que es 1561 estaba alejado de cualquier idea de Corte y
crecimiento económico y urbanístico. Es aquí
donde reside el principal valor de este trabajo, que partiendo de un
pormenorizado conocimiento de la historiografía local y de las
fuentes archivísticas (Archivo General de Simancas, Archivo
Histórico Nacional, Archivo de la Villa de Madrid, etc.,),
desmonta este lugar común historiográfico subrayando
que, desde la época del Emperador Carlos V, una serie de
cortesanos (los Medina, los Herrera y los Vargas) decidieron
instalarse en Madrid aprovechando la favorable coyuntura económica
que se venía arrastrando desde finales del reinado de los
Reyes Católicos.
Tan atractiva tesis se articula en siete
capítulos que, con la lógica que impone la
documentación consultada, se ocupan de la recaudación
del encabezamiento (acuerdo entre la Hacienda regia y sus súbditos,
y por el cual la Corona percibía una cantidad que podía
convertirse en perpetua y negociación del encabezamiento), de
su gestión y destino final. En todos ellos se nos muestran
novedosos hallazgos que son analizados solventemente con una
metodología histórica deudora en cierto modo de la
historia del poder, de sus redes y clientelismo; no obstante, quizás
el más novedoso de todos ellos sea el de presentarnos a la
oligarquía madrileña de mediados del siglo XVI como un
“conglomerado de grupos” donde la ubicación no era
un acontecimiento único y determinante. Su temprana presencia
en la Corte estuvo fuertemente ligada a los abundantes beneficios
extraídos por gestionar la fiscalidad regia, lo que contribuyó
a generar una postiza fidelidad a Carlos V y a apuntalar más
si cabe el peculiar sistema feudocorporativo hispano, prácticamente
inalterable entre 1521 (derrota de los comuneros) y 1700
(fallecimiento de Carlos II). La oligarquía, por tanto, se
presenta como el cierre de un sistema político en el que la
negociación, el consenso y la dádiva son las claves que
explican la estabilidad del modelo absolutista castellano si se
compara con el francés y el inglés. De igual forma, la
oligarquía, con su voraz apetito por el crédito y la
especulación, sería la responsable última del
fracaso del desarrollo económico de Castilla a largo plazo. Es
cierto que la oligarquía madrileña, a diferencia de la
parisina y la londinense, renunció a articular un espacio
madrileño parejo al de París y Londres. Ahora bien, ¿la
oligarquía tiene la “misión” del cambio
histórico? La clásica polémica braudeliana sobre
la “traición de la burguesía” reproducida
en el segundo volumen de La Méditerranée sale a relucir
en el estimulante trabajo de David Alonso y, con toda probabilidad,
sus críticos persistirán en esta dirección. Así
y todo, Una corte en construcción. Madrid en la Hacienda Real
de Castilla (1517-1556), es un brillante trabajo de investigación
donde lo particular se conjuga con lo general pero sin perder la
globalidad como premisa metodológica de estudio. El impecable
uso de las fuentes y la bibliografía de apoyatura lo
convierten en una pieza necesaria e indispensable en la biblioteca de
cualquier historiador interesado por la sociedad y la economía
madrileña durante la primera mitad del siglo XVI.
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